La cuenca hidrográfica del cielo: los ríos atmosféricos

La frecuencia y la intensidad de los ríos atmosféricos aumenta. Y con ellas, el riesgo de lluvias intensas e inundaciones. Chile ya lo ha experimentado en sus calles. Hablamos de qué es este fenómeno.
Wind energy on Global Wind Day

Existen ríos que fluyen a kilómetros de altura, flotando en el aire y siendo arrastrados por el viento. No corren por la tierra, no contienen agua líquida ni desembocan en el mar. Se trata de los ríos atmosféricos, alargadas masas de vapor de agua que se convierten en intensas lluvias llegando a provocar inundaciones, cortes de energía y otro tipo de dificultades. Consecuencias que, además, se agravan con el cambio climático. Te contamos qué son los ríos atmosféricos y por qué son cada vez más protagonistas en las noticias de muchos puntos del planeta.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Los ríos atmosféricos que fluyen sobre el cielo

En la atmósfera hay grandes cantidades de agua en estado gaseoso. Es lo que conocemos como vapor de agua. Donde se encuentra más concentrado es en los trópicos debido a las altas temperaturas y la humedad. En lugares como el desierto de Atacama, por ejemplo, apenas hay. Es decir, este vapor de agua no se distribuye de forma equitativa por todo el planeta. Pero se mueve, llegando a recorrer cientos de kilómetros por encima de nuestras cabezas.

Es lo que se conoce como ríos atmosféricos. Son delgados, alargados y transportan agua, tal como los ríos que todos conocemos. La diferencia está en que los ríos atmosféricos la transportan en forma de vapor altamente concentrado. “De hecho, cuando uno hace el cálculo del agua que transportan, en muchos casos es comparable a grandes ríos, como el río Puelo, el Baker o el Amazonas”, explicó el director del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, CR2, René Garreaud en esta charla organizada por PrensaCR2 sobre el tema.

Según los expertos, son los principales transportadores de agua desde los trópicos hacia otras latitudes. Cuando tocan tierra, a menudo liberan este vapor de agua en forma de lluvia o nieve. Por lo que su papel en el ciclo del agua global es fundamental.

De acuerdo con la cantidad que transporten, se clasifican de "débil" a "excepcional". Esta escala va de categoría 1, que son ríos atmosféricos de corta duración o de bajo flujo, a categoría 5, que pueden ser de flujo muy intenso en poco tiempo o flujo moderado en un largo periodo.

 

Los ríos atmosféricos desbordan Chile

El concepto de río atmosférico ya es familiar para los chilenos. En junio, Chile experimentaba las lluvias más fuertes en los últimos 30 años registradas en la zona centro y sur del país. Unas precipitaciones que dejaban dos muertos, tres desaparecidos y cerca de 10.000 personas aisladas, sobre todo en zonas rurales.

Las intensas lluvias han provocado una emergencia y también un respiro a la “megasequía” que azota a la región central de Chile, considerada como la más larga y grave en mil años, según el informe Estado del Clima en América Latina y el Caribe de la Organización Meteorológica Mundial.

 

                                “En junio, Chile experimentaba las lluvias más fuertes en los últimos 30 años”.

 

California, en Estados Unidos, vivió un episodio similar, con más de una decena de tormentas provocadas por ríos atmosféricos en una misma temporada. En marzo de 2023, el Gobernador de California, Gavin Newsom, declaró la emergencia en 21 condados y solicitó una declaración presidencial de emergencia para autorizar la ayuda federal debido al riesgo de crecidas consecuencia de estos fenómenos.

Y en España, la ciudad de Zaragoza experimentaba unas lluvias extraordinarias, torrenciales y para nada habituales. Una tormenta que los meteorólogos califican de histórica (54 litros por hora y metro cuadrado, con picos de diez minutos de más de 100 litros) que dejó imágenes absolutamente inverosímiles e impactantes.

 

 

El urbanismo debe ser resiliente, y pensarse teniendo en cuenta más que nunca al medioambiente porque los fenómenos extremos se repiten con más frecuencia”, apuntaba el catedrático de Geografía Ángel Pueyo de la Universidad de Zaragoza en La Ser, según recoge este artículo de El País.

 

“El urbanismo debe ser resiliente, y pensarse teniendo en cuenta más que nunca al medioambiente porque los fenómenos extremos se repiten con más frecuencia”.

 

Cabe recordar que no todos los ríos atmosféricos causan daños; la mayoría son sistemas débiles que a menudo proporcionan lluvia o nieve, cruciales para el suministro de agua.

Pero las imágenes de ríos desbordados, puentes dañados, caminos interrumpidos y pasos fronterizos cerrados invitan a reflexionar sobre la relevancia que van adquiriendo las infraestructuras resilientes a medida que el cambio climático incrementa la intensidad y frecuencia de este tipo de eventos.

 

 

Construir un mundo hoy capaz de resistir el cambio climático del mañana

Cada vez más ciudades de todo el mundo buscan formas de construir infraestructuras resilientes como respuesta a la consecuencia de la crisis climática. Sistemas diseñados no solo con el objetivo de cubrir las necesidades actuales, sino también de ser capaces de adaptarse a las demandas del mañana.

Los ríos atmosféricos, han estado causando lluvias extremas en diversas partes del mundo. En este contexto, las infraestructuras resilientes se presentan como un modelo a seguir en la adaptación a los eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes.

Es el caso del canal anti-inundaciones Fargo-Moorhead. Esta obra de ingeniería, que ha sido premiada en los PFI Awards 2021, se encuentra entre Fargo, Dakota del Norte, y Moorhead, Minnesota, en Estados Unidos.

El canal ha sido construido para dar una respuesta anticipada y estratégica a las futuras inundaciones. ACCIONA, como responsable de la construcción y operación del canal, ha diseñado un sistema de 48 kilómetros de longitud para desviar las aguas y proteger a las comunidades locales.

El proyecto incluye una serie de infraestructuras como presas, canales, puentes y otras estructuras que controlen los posibles futuros desbordamientos del río. Además, contempla la restauración de áreas naturales y de humedales de la zona. Una vez completado, protegerá a más de 235.000 personas de los principales núcleos de población entre Fargo y Moorhead.

A medida que la frecuencia y la intensidad de estos eventos continúan aumentando, la necesidad de infraestructuras resilientes y adaptativas como el canal Fargo-Moorhead se vuelve más urgente. Este proyecto pionero demuestra cómo la ingeniería y planificación pueden trabajar juntas para proteger nuestras ciudades y comunidades frente a la creciente amenaza del cambio climático.

 

 

Fuentes: