Se superan los 1,5°C: una llamada a la acción contra el aumento de la temperatura

Triplicar las energías renovables antes de 2030 será clave, pero ¿qué otras medidas podemos poner en marcha para limitar esta tendencia?
Wind energy on Global Wind Day

El aumento de las temperaturas medias mundiales en 12 meses supera por primera vez el umbral de los 1,5 °C. El servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea ha confirmado que ha sido la más alta registrada hasta el momento, con 0,64 °C por encima del promedio de 1991-2020, y 1,52 °C por encima del preindustrial.

Esto no quiere decir que se haya rebasado el límite del Acuerdo de París, puesto que para ello necesitamos experimentar durante 10 años seguidos estas temperaturas. Pero pone de manifiesto que mantener el calentamiento global por debajo de 1.5°C se complica. 

Aun así, el número cada vez mayor de países y empresas que se comprometen con la neutralidad en carbono indica un cambio importante en el discurso climático mundial. El mundo avanza hacia un futuro de cero emisiones netas, con un crecimiento récord en áreas como la energía renovable, que en seis años debería suponer el 77 % de la capacidad total instalada, y el 68 % de la generada.

Sin embargo, tal y como indica IRENA (Agencia Internacional de Energía Renovable, por sus siglas en inglés), es preciso un enfoque integral que vaya más allá y aborde cuestiones como la eficiencia energética, la movilidad sostenible y la captura del carbono

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

¿La energía más eficiente contra el aumento de las temperaturas? La que ahorramos

Una de las estrategias clave para limitar el ascenso de las temperaturas es el ahorro de energía. Tal y como explicamos en este artículo, cuanto más ahorro de energía consigamos, menos emisiones de CO2 liberaremos. Esto implica la necesidad de adoptar medidas de eficiencia energética en todos los niveles, desde los hogares hasta las industrias.

La IEA pone cifras a ese impulso: se debe reducir la intensidad energética (la energía necesaria por unidad de PIB) a nivel global un 4 % cada año hasta 2030. Es decir, el equivalente a ahorrar cada año toda la energía que consume China o cuatro veces más que el gas que importó la Unión Europea de Rusia en 2021.

 

Un cambio en la movilidad: más eléctrica y colectiva

El transporte sigue siendo responsable del 24 % de las emisiones directas de CO2 de la quema de combustibles, según la IEA. Por suerte, la electromovilidad es una luz brillante del progreso de la transición energética. Según las tendencias actuales que analiza la agencia, los vehículos eléctricos evitarán el consumo de 5 millones de barriles de petróleo por día para 2030.

Sin embargo, su crecimiento depende en última instancia de un aumento masivo de la infraestructura de recarga en la próxima década, así como de incentivos financieros y fiscales para promover la adopción de vehículos eléctricos.

 

     “Los vehículos eléctricos evitarán el consumo de 5 millones de barriles de petróleo por día para 2030”.

 

Además, también apuntan que habrá que hacer mayores esfuerzos para reducir la demanda de viajes. La planificación urbanística deberá integrarse con el sector del transporte con modelos como el de las ciudades en 15 minutos. Esta propuesta pretende que todos los servicios esenciales como supermercados, farmacias, escuelas, lugares de ocio y de trabajo, se encuentren a 15 minutos a pie, en bicicleta o transporte público de los hogares.

 

Edificios neutros en carbono: renovar para descarbonizar

En el camino hacia la neutralidad en carbono y limitar el aumento de las temperaturas, cada nuevo edificio se construirá bajo el paraguas de la eficiencia energética. Sin embargo, no podemos permitirnos ignorar aquellos edificios que ya adornan nuestro paisaje urbano.

En este contexto, las tasas de renovación deben elevarse de manera significativa. No se trata solo de reconstruir o remodelar, sino de reimaginar y rediseñar nuestros espacios construidos existentes para que sean más respetuosos con el medio ambiente. Esto implica adoptar tecnologías y materiales sostenibles, así como prácticas de construcción que reduzcan al mínimo el consumo de energía y las emisiones de carbono.

Un aspecto crítico de este proceso es la descarbonización de los sistemas de calefacción y refrigeración. Estos sistemas representan una porción considerable de la demanda energética de un edificio. Su transición hacia soluciones más limpias y eficientes, como la aerotermia, puede tener un impacto significativo en nuestra huella de carbono.

 

Sumideros de carbono, claves para absorber las emisiones

Tal y como señala la estrategia de descarbonización a largo plazo de España, para alcanzar los objetivos climáticos de los países y limitar el aumento de las temperaturas es necesario complementar los esfuerzos de reducción de emisiones con medidas para retirar carbono de la atmósfera. Los bosques, suelos y océanos son los principales sumideros de carbono naturales, depósitos que absorben y almacenan dióxido de carbono (CO2), reduciendo sus niveles en la atmósfera.

Estrategias de descarbonización como la española (concebida a partir de las directrices de la UE) tienen el objetivo de mitigar un 90 % las emisiones brutas totales respecto a 1990. Por lo tanto, se espera que los sumideros naturales absorban, al menos, ese 10 % restante.

 

                       “Se espera que los sumideros naturales deberán absorber, al menos, ese 10% restante”.

 

Se estima que los bosques y los océanos absorben el 50 % del CO2 liberado por actividades humanas. Los árboles, en particular, son potentes sumideros de carbono, ya que extraen CO2 de la atmósfera y lo utilizan para su crecimiento y desarrollo.

Sin embargo, no solo los bosques juegan este papel vital. Los océanos también son sumideros de carbono fundamentales. Absorben calor y energía, ayudando a mitigar el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Es importante señalar que, aunque los sumideros de carbono son importantes en la descarbonización, su eficacia depende de su protección y manejo sostenible. La deforestación, la degradación del suelo y el calentamiento de los océanos pueden reducir la capacidad de estos sumideros naturales para absorber CO2.

 

Financiar la descarbonización, una inversión rentable para limitar el aumento de las temperaturas

Según IRENA, será necesario destinar 131 billones de dólares estadounidenses hasta 2050 para lograr un sistema energético compatible con el límite de 1.5 °C. La necesidad de financiación anual equivale a cerca del 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

Sin embargo, el balance global de la transición energética es positivo, ya que los beneficios superan ampliamente los costes. La inversión supondrá una recuperación acumulada de al menos 61 billones de dólares para 2050. IRENA estima que, si logramos limitar el aumento de las temperaturas a 1.5 °C, cada dólar gastado en la transición energética debería producir beneficios por la reducción de las cargas externas de la salud humana y el medio ambiente «después» de beneficios valorados entre 2 y 5,5 dólares.

En conclusión, el camino hacia la neutralidad climática y la mitigación del aumento de las temperaturas es un desafío multifacético que va más allá de simplemente aumentar la producción de energía renovable.

Si queremos evitar traspasar el límite de los 1,5ºC, es imperativo adoptar un enfoque integral que aborde no solo la producción de energía, sino también la eficiencia energética, la movilidad sostenible y la captura de carbono, entre otras acciones.

Solo a través de la colaboración global y la adopción de medidas integrales podremos alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y evitar las consecuencias más devastadoras del cambio climático.

 

Fuentes: