Vías de transformación energética (II)

Los países de economías emergentes y los más empobrecidos también necesitan transitar hacia la economía baja en carbono. Para ello, han de preservar sus selvas y bosques primarios, una conservación a la cual debe contribuir el mundo industrializado.

Prestar servicios energéticos

Se conoce como servicio energético el beneficio físico o ventaja derivados de la combinación de una energía con una tecnología eficiente y con las operaciones de mantenimiento y control del propio servicio. Hasta ahora, la mayoría de los usuarios compran electricidad por kilovatios-hora, gas natural por termias, gas butano por kilogramos, carbón y leña por toneladas, gasolina y gasoil por litros. Un ejemplo: un prestador de servicios de alumbrado y domótica consigue que una serie de familias reduzcan sus consumos eléctricos con electrodomésticos más eficientes y bombillas de bajo consumo; de este modo, podrá vender los kWh. no consumidos en esos hogares a nuevos clientes. El prestador habrá de acometer inversiones en las mejores tecnologías disponibles (MTD);  formar a esos usuarios en hábitos de consumo proambientales para que, sin reducir su calidad de vida y sin pagar más por los servicios energéticos de lo que antes pagaban por comprar cantidades de energía, mejoren su eficiencia.

Los países de economías emergentes también necesitan transitar hacia la economía sostenible

 

Crear redes de intercambio de energía

Las pilas de hidrógeno parecen ser el futuro de la energía para automoción: la combustión del hidrógeno libera una gran cantidad de energía y deja como único residuo vapor de agua. La cuestión tecnológica más complicada era separar el hidrógeno del oxígeno sin incurrir en elevados costes energéticos. Pero ya funcionan sistemas que separan ambas sustancias sin el coste de un suministro energético fósil.

De este modo, los tejados solares fotovoltaicos podrán suministrar el combustible para vehículos de hidrógeno, con autonomía para unos 100 km. El principal promotor de esta estrategia es el americano Jeremy Rifkin, asesor y consultor de empresas y gobiernos. Para él, la energía es poder y las redes inteligentes de energía, poder cooperativo para configurar un mundo sostenible.

 

Cooperar al desarrollo energético sostenible

Los países de economías emergentes y los más empobrecidos también necesitan transitar hacia la economía baja en carbono. Para ello, han de preservar sus selvas y bosques primarios, una conservación a la cual debe contribuir el mundo industrializado; y aprovechar al máximo sus recursos energéticos renovables. Ayuntamientos, Estados, ONGs y empresas privadas patrocinan, promueven, diseñan y realizan programas de cooperación al desarrollo energético. Se trata de facilitar el aprovechamiento de recursos locales para instalar sistemas de depuración de agua, de riego, cocina, alumbrado, conexión a las TICs…, que mejoran las condiciones de vida. La transferencia tecnológica debe ir acompañada de programas de educación y capacitación.