Fitorremediación: las plantas están sanando los suelos y aguas contaminadas del mundo

Lo que comenzó como una idea experimental en los 90, hoy es una técnica aplicada en entornos rurales, urbanos e industriales de todo el mundo. La fitorremediación demuestra que, a veces, las respuestas más potentes están en la propia naturaleza.
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El Mar Piccolo es una preciosa albufera italiana, como lo es el Mar Menor de Murcia o la Albufera de Valencia, en España. Una laguna costera de aguas tranquilas separada del Mediterráneo por una estrecha barrera arenosa con apenas dos pequeños canales de conexión. Su privilegiada situación geográfica y riqueza pesquera justificó que fuera elegida por griegos de Esparta para fundar en 706 a.C. la colonia de Tarento, convirtiéndose en una importante ciudad de la Magna Grecia.

Durante siglos fue un lugar paradisíaco. Pero hoy ese frágil ecosistema languidece por culpa de la contaminación industrial. Por suerte, los científicos han encontrado una exitosa solución capaz de devolverle la vida utilizando unas herramientas tan sencillas como poderosas: las plantas. 

Gracias a la implementación de soluciones basadas en la naturaleza, como la fitorremediación, el Mar Piccolo está experimentando una notable recuperación.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

¿Qué es la fitorremediación?

Suena a remedio médico y en parte es algo parecido, ya que son tratamientos exitosos gracias al uso de vegetales como inmejorable medicina. La fitorremediación es un conjunto de tecnologías que emplean plantas y sus microorganismos asociados para limpiar, restaurar o recuperar ambientes contaminados, como suelos, aguas y aire. Este proceso se basa en la capacidad natural de ciertas especies para absorber, acumular, degradar, volatilizar o estabilizar contaminantes presentes en el entorno, incluyendo metales pesados, compuestos orgánicos, materiales radiactivos, plaguicidas y derivados del petróleo.

Tiene sus orígenes en la década de 1990, cuando el biólogo de la Universidad de Rutgers, Ilya Raskin, acuñó el término y demostró su potencial utilizando semillas de mostaza para extraer metales pesados ​​del suelo contaminado alrededor de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania.

El novedoso enfoque se está convirtiendo en una herramienta tremendamente eficaz, sostenible y económica para la regeneración ambiental de espacios naturales degradados; en un bello símbolo de esperanza. Con notable éxito en Italia y en otros muchos lugares del mundo.

Casos de éxito en la regeneración de suelos y aguas en todo el mundo

Mar Piccolo: la naturaleza como aliada en la descontaminación

El Mar Piccolo, en Tarento, es famoso por la calidad de los mejillones que allí se crían. Una actividad en peligro debido al intenso proceso de industrialización de la ciudad iniciado en los años 60, cuando se instaló junto a sus aguas una de las mayores plantas siderúrgicas de Europa, además de una refinería y una cementera.

La presencia de metales pesados, hidrocarburos y otros contaminantes ha afectado gravemente a la biodiversidad y a las actividades económicas locales, pero también a la salud de sus vecinos. Esta situación llevó en 2011 a la prohibición de la cría de mejillones en ciertas áreas debido a los altos niveles de dioxinas y PCB.

Ante este desafío ambiental, científicos y autoridades locales han apostado por la fitorremediación, la técnica natural que utiliza plantas para absorber y neutralizar contaminantes. Se han plantado especies como el álamo (Populus alba) o el carrizo común (Phragmites australis) en áreas costeras estratégicas para reducir la concentración de metales pesados y otros tóxicos presentes en el agua y los sedimentos. También algas como la lechuga de mar (Ulva lactuca) ayudan en estas tareas.

Son vegetales cuya presencia ha logrado mejoras significativas en la calidad del agua y la biodiversidad gracias a un enfoque que no solo es menos invasivo y más económico que las técnicas tradicionales de limpieza mecánica, sino que al mismo tiempo favorece la restauración del ecosistema y la recuperación de la actividad pesquera.

Así, por ejemplo, la mejora de la calidad del agua ha permitido la reactivación de la cría de mejillones en áreas previamente contaminadas. El famoso mejillón tarantino, un producto emblemático de la región, ha vuelto a cultivarse tras décadas de escasa producción , ahora con todos los estándares de seguridad alimentaria. Caballitos de mar y las muy amenazadas nacras se han visto igualmente muy beneficiados con el cambio.

Aunque la extensión del Mar Piccolo requiere múltiples soluciones complementarias, la fitorremediación ha demostrado que es posible revertir décadas de degradación ambiental mediante la combinación de soluciones basadas en la naturaleza, tecnología y participación comunitaria. Este enfoque integral está sirviendo de modelo para la recuperación de los ecosistemas afectados por la contaminación industrial en muchos otros países.

 

Un modelo replicable de regeneración en todo el mundo

  • En Estados Unidos, uno de los casos más documentados es el de Aberdeen Proving Ground, en Maryland. En este antiguo sitio militar-industrial, donde se almacenaron y quemaron productos químicos industriales y de guerra desde 1940 hasta la década de 1970, se detectó una fuerte contaminación de las aguas subterráneas. La fitorremediación con álamos está permitiendo limpiar el acuífero aprovechando la capacidad que tienen estos árboles para absorber y degradar los tóxicos a través de sus raíces y procesos enzimáticos. En 30 años se espera que los contaminantes se hayan reducido de manera natural en un 85%.
  • En España, el proyecto europeo Phy2Climate desarrolla en Tarragona una iniciativa para descontaminar suelos afectados por hidrocarburos mediante la plantación de especies vegetales que luego se utilizan para producir biocombustibles. También incluye proyectos piloto en Serbia, Lituania y Argentina. Este enfoque holístico combina la limpieza ambiental con la generación de energía sostenible.
  • En Alemania, el Landschaftspark Duisburg-Nordha transformado una antigua planta industrial en un parque público donde la vegetación ayuda a restaurar suelos contaminados, integrando de esta manera la historia industrial con la regeneración ecológica.
  • En Bolivia, Dayana Blanco, una joven aymara lidera desde 2019 el proyecto comunitario Uru Uru Team, impulsado por 70 jóvenes, la mayoría mujeres, para restaurar el lago Uru Uru utilizando plantas nativascomo la totora (Schoenoplectus californicus). En cuatro años han plantado más de 3.000 totoras y construido decenas de balsas flotantes. Gracias a ellas ha mejorado la calidad del agua y la vida silvestre ha regresado a la zona, demostrando cómo el conocimiento ancestral puede combinarse con la ciencia moderna para lograr resultados muy positivos.
  • En Bangladesh se han desarrollado y probado con éxito proyectos de fitorremediación con Pteris vittata para eliminar arsénico del agua potable. Se aprovecha la capacidad natural de este helecho para absorber y acumular el peligroso tóxico. Una solución económica y accesible para las comunidades rurales de ese país.

Aplicaciones urbanas de la fitorremediaciónLa fitorremediación ofrece múltiples beneficios, tanto sostenibles como económicos. Más allá del impacto ecológico, esta estrategia también busca impulsar la pesca y el turismo sostenible y fomenta la participación comunitaria.

Es una técnica de bajo costo, menos invasiva que otros métodos de descontaminación y ayuda a mejorar la biodiversidad local. Sin embargo, también presenta desafíos, como la necesidad de tiempo para que las plantas crezcan y absorban los contaminantes, y la limitación a ciertos tipos de compuestos químicos y condiciones ambientales.

Además de su aplicación en áreas naturales, el uso de la fitorremediación igualmente se está integrando en entornos urbanos. Uno de los casos más interesantes es el proyecto Bosque Urbano Málaga (BUM), que busca transformar antiguos terrenos industriales en un gran espacio verde mediante la plantación de especies autóctonas que también ayuden a descontaminar el suelo.

Se trata de una iniciativa ciudadana que ha comenzado a transformar unos antiguos terrenos industriales en un gran bosque mediterráneo de 177.000 metros cuadrados. Uno de los principales retos del proyecto es la descontaminación de los suelos, ya que toda la parcela presenta altas concentraciones de hidrocarburos, tanto en el suelo como en el nivel freático, debido a su pasado industrial. Y aquí las plantas pueden trabajar duro para ayudarnos a lograrlo.

En Algeciras, el parque humedal NICE apuesta por una gestión sostenible del agua mediante sistemas naturales de filtrado basados en vegetación. Ubicado junto al IES Torre Almirante, el parque trata aguas pluviales y grises —procedentes de los lavabos del centro educativo— a través de un proceso en dos fases: un primer filtrado físico con arena y grava, seguido de un tratamiento biológico con plantas acuáticas.


Beneficios, retos y futuro de la fitorremediación

La fitorremediación supone una exitosa convergencia entre la tecnología, la ecología y la participación comunitaria. A medida que más ciudades y comunidades adoptan este enfoque, se abre la posibilidad de transformar espacios degradados en entornos saludables y vibrantes.

En un contexto global donde los retos ambientales son cada vez más visibles, este tipo de soluciones señalan un reverdecido camino hacia la regeneración y la esperanza, demostrando que, muchas veces, las respuestas más efectivas a nuestros problemas no hay que buscarlas muy lejos: provienen directamente de la propia naturaleza.

 

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