El impacto de los microplásticos en el mar: el caso de los “pellets” en Galicia

Analizamos qué son los “pellets”, su origen y el peligro que representan estos microplásticos en el mar para el medio ambiente y las personas.
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A finales de 2023, un inusual fenómeno comenzó a ocurrir en las costas de Galicia, ubicadas en el noroeste de España. Millones de pequeñas esferas de plástico, conocidas como pellets, empezaron a llegar a las playas, despertando la preocupación de los habitantes y autoridades locales.

Estos pellets provenían de un barco mercante que, mientras navegaba por las costas portuguesas, perdió seis contenedores de su carga, uno de los cuales contenía 1.050 sacos de este producto. Cada saco pesaba 25 kilos, lo que resulta en un total de 26,25 toneladas de microplásticos en el mar. Un vertido de microplásticos que por su magnitud ya se está empezando a denominar “marea banca” como referencia la “marea negra” causada por la tragedia del Prestige en las costas gallegas en 2002.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

¿Qué son los pellets, esos microplásticos vertidos en el mar de Galicia?

En este caso en particular, los pellets de las costas gallegas son bolitas de plástico similares en tamaño a una lenteja. Estos microplásticos se transportan a las fábricas donde se funden y se utilizan como materia prima para producir los productos de plástico finales (envases, juguetes, bolsas, etc.).

En general, los pellets son pequeños cilindros de algún material comprimido. Los más comunes son:

  • Pellets de madera: están hechos de serrín y virutas de madera prensados. Se utilizan principalmente en estufas de pellets para generar calor.
  • Pellets de biomasa: se fabrican a partir de materiales orgánicos como restos vegetales, residuos agrícolas y forestales, o incluso excrementos de animales. Al igual que los pellets de madera, se utilizan como fuente de energía renovable. Su composición puede variar dependiendo del material de origen.
  • Pellets de plástico: no son una fuente de energía, sino una materia prima. Pueden ser de diferentes tipos de plástico, como polietileno, PVC, polipropileno, entre otros.

Es importante mencionar que, mientras que los pellets de madera y biomasa son generalmente considerados ecológicos debido a su naturaleza renovable, los pellets de plástico pueden causar problemas ambientales si no se manejan correctamente. Por ejemplo, como en casos del vertido de microplásticos en el mar del que hablamos al comienzo de este texto. Sin embargo, también son esenciales en la industria y su uso puede reducir la necesidad de fabricar plástico nuevo cuando están elaborados de material reciclado.

 

El peligro de los microplásticos en el mar

El principal problema de los pellets es que, debido a su tamaño, una vez en el medio ambiente, estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y es muy complicado extraerlas o eliminarlas.

A pesar de que un informe técnico elaborado por el Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial (Cetim) afirma que "no es una sustancia o mezcla peligrosa", también recomienda "en caso de vertido, no inhalar el polvo y evitar el contacto con la piel, los ojos y la ropa".

 

“Estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y es muy complicado extraerlas o eliminarlas”.

 

Por su parte, la Fiscalía General del Estado española, a través de su unidad especializada en Medio Ambiente, ha iniciado una investigación sobre este vertido. Los materiales, según se informa, "presentan indicios de toxicidad" y "no son biodegradables".

Otro de los problemas es que estos pellets, debido a su forma esférica y tamaño, son confundidos con alimentos por la fauna marina. Si a los peces les parece que son comida, se los comen.

¿Qué problemas desencadena la ingesta de microplásticos en el mar por estas especies?

  • Los estómagos de las especies marinas se llenan de microplásticos.
  • Consecuentemente, ingieren una cantidad menor de alimentos nutritivos.
  • Su salud también se ve afectada por posibles intoxicaciones.
  • Es un problema que afecta a toda la cadena alimentaria, incluidos los humanos. Si comemos un pez que haya ingerido microplásticos, estos terminan en nuestro organismo.

Los humanos ya ingerimos hasta más de 100.000 partículas de microplásticos cada día, lo que equivale aproximadamente a la masa de una tarjeta de crédito al año, como ya contamos en este artículo. Sin embargo, aún no existen certezas sobre su efecto en la salud de las personas.

 

 

Consecuencias sobre el medio ambiente y los ecosistemas

Por otro lado, un análisis publicado por la revista Proceedings of the Royal Society en 2020 destaca que la contaminación por microplásticos terrestres ha provocado la disminución de especies subterráneas, como ácaros, larvas y otras criaturas que mantienen la fertilidad de la tierra.

Los microplásticos tardan mucho en descomponerse, pero cuando lo hacen, liberan sustancias tóxicas que pueden infiltrarse en nuestras aguas subterráneas y alterar los ecosistemas. Durante este proceso, se liberan aditivos como los ftalatos y el bisfenol A (BPA) que pueden alterar los sistemas hormonales de una gran variedad de organismos.

Además, las partículas de tamaño nanométrico pueden atravesar barreras celulares e incluso membranas altamente selectivas, desencadenando cambios a nivel genético y bioquímico. Aunque aún no se han investigado suficientemente las consecuencias a largo plazo, ya hay evidencias de que los nanoplásticos pueden causar cambios de comportamiento en los peces al atravesar la barrera hematoencefálica, según el Instituto Leibnitz de Ecología de Agua Dulce y Pesca Continental.

La presencia de microplásticos en nuestro medio ambiente es una amenaza creciente tanto para la vida marina como para los ecosistemas terrestres. Su capacidad para infiltrarse en la cadena alimentaria y su potencial toxicidad presentan riesgos significativos que aún no se entienden completamente.

La dificultad de eliminar estos microplásticos del medio ambiente hace que sea esencial centrar nuestros esfuerzos en la prevención de su producción y vertido. Un foco de esperanza está puesto en el texto del primer tratado internacional que los países negocian en la ONU para limitar la producción mundial de plásticos y luchar contra su contaminación. Un texto que debería estar listo a finales de año para poner límites reales a un material que hace unos años no existía y ahora podemos encontrar en cualquier lugar del planeta por muy remoto que sea.

 

Fuentes: