Sylvia Earle: “Restauremos todo lo que podamos mientras tengamos la oportunidad”

Syvia Earle es la oceanógrafa más influyente del mundo. El periodista Amaro Gómez-Pablos conversa con ella a 200 metros de profundidad sobre la importancia de los océanos para la supervivencia del planeta.
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Nacida en 1935 en un pueblecito del estado de New Jersey, a los 12 años Sylvia Earle se mudó con su familia a una casa junto al mar en Florida. Puede que esto marcara el inicio de una apasionada e inquebrantable relación con el océano que continúa hasta nuestros días. La oceanógrafa conocida como “Su Majestad de las Profundidades” hizo su primera inmersión a los 17 años. Más de seis décadas después permanece en activo. “He vivido bajo el agua miles de horas, diez veces en pequeños habitáculos submarinos conociendo las formas de vida como pocos han tenido la oportunidad. Por eso no me puedo quedar callada”, afirma rotunda.

El periodista Amaro Gomez-López entrevista, a 200 metros de profundidad, a Sylvia Earle en las Islas Galápagos. El resultado, tres episodios emocionantes con imágenes únicas. Una charla entrañable y regada de frases contundentes en la que la oceanógrafa más influyente del planeta insiste en la urgencia de trabajar por la regeneración sostenible para salvar los océanos, para salvar la vida. “Nosotros somos los causantes del problema, por suerte también podemos entender las soluciones… Restauremos todo lo que podamos mientras tengamos la oportunidad”, apremia la inspiradora científica en una de sus conversaciones con la inmensidad del Pacífico como telón de fondo.

 

                                         “Si destrozamos la naturaleza, no hay economía, no hay vida tampoco”

 

No te pierdas los tres episodios

 

Sylvia Earle ha visto muchas veces cara a cara las consecuencias devastadoras de la crisis climática en la vida marina. Por eso, voces legitimadas como la suya alertan de que la economía está indisolublemente unida al clima y viceversa, y trabajar en favor de una tiene que significar custodiar la otra. “Los economistas siguen el rastro del dinero, los biólogos siguen el rastro del carbono, estamos terminando todos en el mismo lugar. Hemos estado causando el declive del mundo natural, lo que significa el declive de la economía. Si destrozamos la naturaleza, no hay economía, no hay vida tampoco.

El aumento de la temperatura es una trampa mortal para la vida en los océanos, y como consecuencia, también para el resto del planeta. De hecho, aunque el océano es el hábitat más grande de la Tierra y se trata de un sistema intrínsecamente ligado a la supervivencia humana, su deteriorado estado de salud se ha visto relegado en gran medida a un segundo plano en los debates sobre el cambio climático. “Ahora sabemos lo importante que es el océano, no solo como una fuente de productos y alimento. El océano es lo que nos mantiene vivos”, afirma Sylvia Earle en su charla con el periodista chileno.

 

 

Fotosíntesis en las profundidades marinas

Los océanos son considerados los principales sumideros de carbono naturales, capaces de absorber alrededor del 50% de carbono que se emite a la atmósfera. Miles de especies de peces, algas, plancton, corales y bacterias fotosintéticas son los responsables de esa captura y se trata de una de las armas clave que tiene la naturaleza para intentar que la temperatura del planeta no siga subiendo.

Una vieja pregunta ha sido a qué profundidad se produce todavía la fotosíntesis y ya sabemos que es a mucha más de la que pensábamos. Y es muy importante, porque es donde el oxígeno es generado, donde el carbono es capturado, es una consideración climática” recuerda Earle. “Uno de cada dos alientos se los debemos al océano, probablemente más. La mayor generación de oxígeno se la debemos al océano”.

 

“No podemos solucionar la crisis climática si no solucionamos la crisis oceánica. No podemos solucionar la crisis oceánica si no solucionamos la crisis climática”

 

Sylvia Earle tiene más de cien expediciones a sus espaldas explorando las profundidades marinas. Cuando comenzó, los equipos de inmersión y las herramientas para conocer cómo era la vida a cientos de metros de profundidad eran mucho más rudimentarios que ahora. Ella misma asegura que “hoy existe la tecnología para hacer lo que yo nunca pude hacer de niña o lo que no se pudo hacer en ningún momento previo a nuestra civilización”, robótica submarina para la sostenibilidad y la observación del océano.

De hecho, el haber caminado por las profundidades del lecho marino descubriendo de cerca la vida que alberga el mar y a pesar de conocer el deterioro al que se enfrenta este ecosistema por culpa de la acción del ser humano, permite a Sylvia Earle lanzar un mensaje sabio y colmado de esperanza, “nosotros somos los causantes del problema, por suerte también podemos entender las soluciones”.

 

 

Nos llevaría horas recorrer el extenso currículum de Sylvia Earle como bióloga marina, investigadora, gestora, docente... En 1964 formó parte de la primera expedición que exploró los fondos marinos de las Islas Seychelles: la única mujer junto a 70 hombres como un ejemplo de liderazgo femenino que cambiaría la historia de la investigación marina. A esto se le une más de 7.000 horas de buceo, vivió durante dos semanas a 18 metros de profundidad en la Islas Vírgenes. Tiene un récord de inmersión en solitario de 1.000 metros. La revista Time, en 1998, la distinguió “héroe del planeta” y recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2018. No pararíamos de enumerar.

Pero, a pesar de su extenso historial trabajando por el cuidado de los océanos y la vida que alojan, a la pregunta de Amaro Gómez Pablos sobre hasta cuándo seguirá generando conciencia con su labor, responde con una sonrisa cautivadora y firme “mientras respire, mientras viva”.

Y nos deja una última frase para la reflexión: “no podemos solucionar la crisis climática si no solucionamos la crisis oceánica, no podemos solucionar la crisis oceánica si no solucionamos la crisis climática”.

 

Fuentes: