Rehabilitación energética: combatir el cambio climático desde casa

Ocho de cada diez viviendas en España gastan más energía de la necesaria por construcciones y aislamientos ineficientes. Un importante paquete de ayudas públicas trata de revertir esa situación rehabilitando 1,2 millones de viviendas antes de 2030, para potenciar el ahorro y la descarbonización en el sector residencial.
Wind energy on Global Wind Day

Si los edificios españoles se presentaran a un examen de eficiencia energética, lo suspenderían 8 de cada 10. Dicho de otra forma, un 84,5 % tiene una calificación energética E o inferior, lo que significa literalmente que están derrochando energía. La causa: el parque de viviendas español es bastante antiguo. Más de la mitad de los edificios residenciales es anterior a 1980, unos 5,5 millones de inmuebles (casi diez millones de viviendas principales), que se proyectaron cuando no preocupaban demasiado conceptos como el ahorro de energía o la huella de carbono.

 

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

El problema afecta en primer lugar al bolsillo de los ciudadanos, que están pagando por la energía hasta un 50% más que lo que pagaría si su vivienda fuera energéticamente eficiente. Pero -no menos importante-, afecta también a la salud del planeta, que es como decir a la salud de todos.

Y es que el sector residencial es responsable de aproximadamente el 30% del consumo de energía final en España y de un 9 % aproximadamente de las emisiones de CO2. En la actualidad, las renovables sólo suponen un 20% del uso final de la energía, cuota que el Gobierno se ha comprometido a elevar hasta el 42,5 % en 2030, una cifra que previsiblemente se revise al alza en breve.

Por consiguiente, es esencial potenciar el ahorro y la descarbonización energética -consumir menos energía y más limpia- en nuestras viviendas para frenar el calentamiento global y alcanzar la neutralidad climática en 2050, como pretende la Unión Europea, y España, uno de sus socios más comprometidos en materia de cambio climático.

 

Ayudas públicas

En definitiva, podemos decir que un proyecto de rehabilitación energética de un edificio persigue garantizar un consumo energético eficiente y lo más limpio posible sin sacrificar el confort.

El Gobierno ha desplegado un importante paquete de estímulos a la rehabilitación energética con el objetivo de actuar, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), sobre un total de 1,2 millones de viviendas en el período 2021-2030 y de multiplicar por diez el número de rehabilitaciones que actualmente se realizan cada año hasta acercarse a las 300.000 anuales.

Un paquete enmarcado en el instrumento europeo de recuperación pospandemia Next Generation EU y en su traslación española, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España (PRTR, 2020), que trata de combinar la recuperación y modernización de la economía con la transición energética a un sistema bajo en carbono.

Las importantes ayudas públicas a la rehabilitación energética hacen que sea este un momento muy propicio para abordar este tipo de actuaciones tendentes a modernizar el parque residencial español. El citado PRTR prevé destinar un total de 3.420 millones de euros a la rehabilitación de edificios residenciales, viviendas y barrios, con el objetivo global de reducir al menos un 30% el consumo de energía primaria no renovable en los hogares y descarbonizar y reducir la demanda de calefacción y refrigeración un 7% como mínimo.

Las ayudas se canalizan a través de las Comunidades Autónomas y pueden suponer entre el 40% y el 80% del coste del proyecto (hasta 21.400€ por vivienda), que puede alcanzar el 100% en caso de vulnerabilidad social y económica.

El siguiente mapa muestra los objetivos a alcanzar por las diferentes CC.AA., Ceuta y Melilla hasta 2023. 

El plan de rehabilitación residencial se divide en cinco programas que abarcan actuaciones a nivel de barrio (impulsadas por los ayuntamientos), edificio (iniciativa de la comunidad de propietarios o la propiedad) y vivienda (iniciativa individual de los propietarios o usufructuarios), así como la creación de oficinas de prestación de servicios de apoyo y asesoramiento en materia de rehabilitación, la distribución de ayudas a la elaboración del libro del edificio existente (documento que recoge las características básicas del inmueble) y la redacción de proyectos de rehabilitación. (Más información).

 

¿En qué utilizamos la energía?

¿En qué gastan los hogares la energía que consumen? Pues según los datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energia (IDAE), la mayor parte (41,5%) se destina a calefacción. Le siguen los electrodomésticos (25,9%), el agua caliente sanitaria (18,8%), la cocina (8,0%), la iluminación (4,9%) y el aire acondicionado (0,98%).

De ello se deduce que las actuaciones de rehabilitación energética se centran principalmente en el aislamiento térmico del edificio para evitar fugas de calor y sustituir los sistemas de calefacción y generación de agua caliente sanitaria (ACS) basados en combustibles fósiles por otros que utilizan energías renovables, como la aerotermia.

Las actuaciones más habituales en este tipo de proyectos son las siguientes:

  • Paneles solares fotovoltaicos. Permiten el autoconsumo de la energía generada en el inmueble, reduciendo la dependencia de la red y la exposición al mercado eléctrico.
  • Iluminación. La sustitución de la iluminación por tecnología LED, mucho más eficiente, consigue reducir el consumo eléctrico de la iluminación en torno a un 70%.Estructura del consumo por usos
  • Aislamiento de fachada y cubierta. El aislamiento térmico de los edificios influye de forma determinante en su nivel de eficiencia energética (reducción de la demanda). Por muy eficientes que sean los equipos de calefacción y climatización instalados, se seguirán produciendo pérdidas térmicas si el inmueble no se encuentra bien aislado.
  • Instalaciones térmicas, destinadas a atender la demanda de bienestar térmico e higiene a través de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria, para conseguir un uso racional de la energía. (con bomba de calor, geotermia o biomasa).
  • Cerramientos. Permiten ahorrar energía sustituyendo el vidrio o toda la ventana.
  • Monitorización, telegestión y control remoto en tiempo real, que optimiza el funcionamiento de los equipos consumidores de energía, garantiza los niveles de calidad del servicio, y analiza las desviaciones respecto a los indicadores de referencia.
  • Ascensores y otras soluciones de accesibilidad, para mejorar las infraestructuras de acceso al edificio y las viviendas, con especial atención a personas con dificultades de movilidad.

 

Ahorros comprometidos por contrato y sin derramas

Los proyectos de rehabilitación energética son actuaciones técnicamente complejas que deben realizarse por profesionales, como las empresas de servicios energéticos.

Hay compañías especializadas, como ACCIONA Energía, que ofrecen a las comunidades de propietarios un acuerdo basado en su compromiso de alcanzar un determinado nivel de ahorro energético que queda establecido por contrato.

La comunidad o propietario del edificio se compromete a abonar a la compañía una cuota igual o inferior a la que viene pagando habitualmente por su factura energética. A cambio, la empresa corre con los gastos de inversión, instalación, operación y mantenimiento durante un plazo de tiempo preestablecido (unos 10 años), y asume también toda la gestión de las subvenciones públicas.

De esta forma, la comunidad no tiene que recurrir a derramas ni a financiación bancaria para costear el proyecto. Es la compañía la que lo cubre gracias a las subvenciones aplicables y al contrato de servicios energéticos firmado con la comunidad, que cubre la parte de inversión no subvencionada a través de los ahorros comprometidos por contrato.Edificios con paneles solares

Los proyectos de rehabilitación energética conllevan además una serie de ventajas adicionales para las comunidades vecinales, como por ejemplo:

  • Revalorización inmediata de sus viviendas.
  • Acceso a otras mejoras de sus edificios adicionales a las energéticas: accesibilidad, resolución de patologías existentes, funcionales, etc.
  • Mejoras fiscales en el tratamiento de las ayudas a los beneficiarios últimos.
  • Participación del individuo en la sostenibilidad.
  • Aumento del confort térmico en el interior de las viviendas.
  • Renovación del impacto visual.
  • Mejora de la imagen social vinculada a la sostenibilidad.

 

¿Qué significa la escala de certificación energética?

La certificación energética es el documento realizado por un técnico competente que nos dice el grado de eficiencia energética de un edificio concreto, con base en parámetros tales como su consumo de energía y sus emisiones de CO2 derivadas de generar la energía térmica y eléctrica que el edificio necesita.

Tras el proceso de certificación energética, el edificio obtiene una etiqueta donde figura su posición en una escala que va desde la G (menor eficiencia) hasta la A (mayor eficiencia), acompañada de un código de color.

Desde el punto de vista del consumo de energía, un grado G significa que consume un 125% del consumo medio, y un grado A, por el contrario, que consume menos del 55% de la media. La letra D indica un consumo energético medio (90-100%).

La Certificación Energética de los Edificios es una exigencia derivada de la Directiva 2002/91/CE. Esta Directiva y la Directiva 2010/31/UE, de 19 de mayo, relativa a la eficiencia energética de los edificios, se transponen parcialmente al ordenamiento jurídico español a través del Real Decreto 235/2013 de 5 de abril, por el que se aprueba el Procedimiento básico para la certificación de eficiencia energética de edificios, tanto de nueva construcción, como existentes.

La emisión de estos certificados de eficiencia energética es obligatoria para la compraventa y alquiler de viviendas y edificios, tanto nuevos como ya construidos. Entre otros supuestos, también es obligatoria para actuaciones como las habituales en un proyecto de rehabilitación energética.