La capa de ozono se recupera, pero los incendios forestales pueden afectar a su regeneración

Un reciente estudio del MIT sobre los incendios de Australia de 2020 concluye que las partículas de humo también afectan a la capa de ozono.
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El descubrimiento del agujero en la capa de ozono en 1986 fue un giro dramático en la narrativa ambiental global. Naciones de todo el mundo se unieron para combatir esta amenaza, culminando en la adopción del Protocolo de Montreal, un tratado diseñado para reducir la emisión de los gases responsables de este suceso.

Décadas más tarde, las investigaciones nos cuentan que estos esfuerzos están teniendo grandes resultados. Se prevé que en apenas unas décadas la capa de ozono se recupere completamente. Sin embargo, han surgido nuevos desafíos. Recientemente se ha descubierto que los grandes incendios forestales están teniendo graves consecuencias sobre la capa de ozono.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

De la alarma a la recuperación: el progreso del agujero de la capa de Ozono

En la década de los 80, un equipo de científicos británicos realizó un descubrimiento en la Antártida que dejó atónito al mundo: se había abierto un agujero en la capa de ozono. Este anuncio no solo provocó asombro, sino también preocupación, ya que la capa de ozono desempeña un papel vital en la protección de la Tierra contra la radiación ultravioleta del sol.

Las investigaciones atribuyeron la culpa a los clorofluorocarbonos (CFC), productos químicos producidos por el hombre y utilizados comúnmente en aerosoles y refrigerantes. Los CFC estaban agotando la capa de ozono a un ritmo alarmante, lo que planteaba una seria amenaza para la vida en la Tierra.

Este descubrimiento resultó ser un llamado a la acción. Apenas un año más tarde, 24 naciones se unieron y acordaron reducir los niveles de producción de CFC en la firma del Protocolo de Montreal.

Hoy en día, las noticias son más alentadoras. Como os contamos en este artículo, si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de antes de la conformación del agujero de ozono aproximadamente en cuatro décadas. Concretamente, en 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y en 2040 en el resto del mundo.

 

“Se espera que la capa de ozono recupere los valores de antes de la conformación del agujero de ozono aproximadamente en cuatro décadas”.

 

El efecto inesperado de los incendios forestales en la capa de ozono

La nueva amenaza a la que se enfrenta actualmente la capa de ozono, según algunos estudios científicos, es el humo que se desprende de los grandes incendios forestales.

Según un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), publicado en la revista Nature, los incendios que asolaron Australia en 2019 provocaron una importante destrucción del ozono de la capa de ozono en el hemisferio austral.

Se estima que estos incendios fueron  responsables de la destrucción de entre un 3 % y un 5 % del ozono presente en las latitudes medias del hemisferio sur (es decir, sobre Australia, Nueva Zelanda y regiones de África y Sudamérica).

 

“Los incendios de Australia de 2019 fueron  responsables de la destrucción de entre un 3 % y un 5 % del ozono presente en las latitudes medias del hemisferio sur”.

 

Además, las corrientes de aire habrían desplazado este humo hasta la Antártida, donde se habría ampliado el agujero de la capa de ozono en 2,5 millones de Km2 (un 10 % de su tamaño antes de este suceso). Este nuevo hallazgo sugiere que los incendios forestales podrían retrasar o incluso revertir algunos de los progresos realizados.

 

Pero ¿a qué se debe esto?

Principalmente, a que el humo de un incendio forestal puede llegar a la estratosfera, la parte de la atmósfera que contiene la capa de ozono. Allí, las partículas que emanan de las columnas de fuego pueden permanecer suspendidas durante meses, desencadenando reacciones químicas responsables de la degradación de la capa de ozono.

 “Donde ya hay acumulado ácido clorhídrico hace que este se convierta en una molécula más reactiva, en monóxido de cloro, y esta es la que acaba degradando el ozono”, explica el científico de CSIC, Fernando Valladares, para RTVE. El ácido clorhídrico presente en la estratosfera viene de la descomposición de los CFC (clorofluorocarbonos presentes en los aerosoles) que los humanos emitimos durante casi un siglo.

El descubrimiento del agujero de la capa de ozono en 1986 marcó un hito en nuestra comprensión del impacto humano en el medio ambiente y condujo a cambios significativos en las políticas globales. Sin embargo, este reciente estudio señala que los incendios forestales, intensificados por el cambio climático, representan una nueva amenaza para la capa de ozono.

Estamos en el camino hacia su recuperación total, pero para lidiar con los nuevos desafíos es imperativo continuar reduciendo la quema de combustibles fósiles, la emisión de gases de efecto invernadero y prevenir los incendios forestales.

Esperemos que este nuevo descubrimiento sirva para unir a las naciones como en su día lo hizo el Protocolo de Montreal y logre poner en marcha las medidas oportunas para proteger no solo nuestra capa de ozono, sino también nuestro hogar común: el planeta Tierra.

 

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