Cultivar agroecología, cosechar un impacto positivo social

La agroecología impulsa la sostenibilidad ambiental y dinamiza la economía y la cultura de las comunidades rurales. ¿Cómo lo consigue? 
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¿Puede un huerto ser acto transformador? ¿Y una vaca pastando, una herramienta contra el cambio climático? En un mundo que, en muchas ocasiones, reduce el campo a cifras, químicos o cosechas masivas, encontramos otra forma de cultivar. No se trata solo de eliminar pesticidas o devolverle fertilidad al suelo. Se trata de repensar el sistema alimentario desde sus raíces, conectando saberes ancestrales con ciencia, paisaje con cultura, producción con dignidad. Y también con sabor.

La transformación del sector agroalimentario hacia formas de producción respetuosas con el medio ambiente se ha convertido en un aspecto fundamental para alcanzar la neutralidad climática y un mundo más sostenible. La agricultura ecológica aporta una mirada mucho más profunda e integral, con particularidades e implicaciones propias.

Qué voy a leer en este artículo:

 

¿Qué es la agroecología y por qué es clave para un futuro sostenible? 

¿Pero qué es exactamente esto a lo que llaman agroecología? Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) , «la agroecología es una manera de conectar los conocimientos tradicionales y científicos con el fin de producir alimentos de una manera más sostenible», y nos recuerda que «se basa en los tres pilares del desarrollo sostenible de manera que, con énfasis en el enfoque económico, social y ambiental sostenible, los países puedan aumentar su producción de alimentos y al mismo tiempo proteger el medio ambiente y promover la inclusión social». Es decir, como práctica, la agroecología persigue la optimización y estabilización de la producción a través de técnicas menos contaminantes, la conservación de la biodiversidad, o la protección del bienestar animal. Pero, además, como movimiento social, tiene en el horizonte la justicia social, nutre la identidad de los pueblos y su cultura, y refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales.

La agroecología persigue la optimización y estabilización de la producción a través de técnicas menos contaminantes, la conservación de la biodiversidad, o la protección del bienestar animal.

Del control biológico a la agricultura sin químicos 

Los sistemas alimentarios se enfrentan a enormes desafíos, desde la degradación del suelo hasta la pérdida de biodiversidad o la crisis climática, y la agroecología se presenta no solo como la alternativa más viable, también la más urgente. Más que una técnica, es una manera de pensar y de relacionarnos con la tierra: una mirada que combina tradición, ciencia e innovación para producir alimentos de forma sostenible, respetando los ecosistemas y a quienes los habitan.

A fin de que la agroecología empiece a ser una realidad, debemos olvidarnos de todo tipo de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos o sintéticos, y apostar por el control de plagas de forma biológica. Por ejemplo, Europa lleva años introduciendo en los invernaderos de tomate y pimiento la avispa Encarsia formosa con la finalidad de controlar el exceso de mosca blanca, una acción que ha reducido de forma muy significativa el uso de pesticidas químicos.

Agroecology advances environmental sustainability and revitalizes the economy and culture of rural communities. How does it achieve this? 

Aunque a veces nos centramos en aplicar técnicas innovadoras, en algunas ocasiones basta con echar un vistazo a nuestro pasado. Podemos lograr la regeneración del suelo a través de prácticas tan asentadas en nuestra tradición histórica y cultural como la fertilización orgánica o la integración de la ganadería en el ciclo agrícola. Otras veces, encontramos la respuesta en respetar los ciclos de la naturaleza y su propio devenir. Así, podemos imitar los ecosistemas naturales mediante un cultivo de temporada y un entorno de naturaleza variada con la integración de árboles, plantas y animales autóctonos, lo que ayuda a la captura de carbono y, al mismo tiempo, a la conservación de la biodiversidad.

Aunque a veces nos centramos en aplicar técnicas innovadoras, en algunas ocasiones basta con echar un vistazo a nuestro pasado.

 

Tecnología y agroecología: una alianza para la agricultura sostenible 

La agroecología también nos exige destinar los avances tecnológicos y científicos a una mayor eficiencia agrícola, manteniendo siempre una posición de respeto hacia la naturaleza. Esto es lo que el proyecto AgriBIT, financiado con fondos europeos, pretende impulsar. Sus investigadores han desarrollado una serie de servicios con tecnología IA de precisión para la teledetección en tiempo real de plagas e infecciones bacterianas en cultivos como el tomate industrial, por medio de satélites y sensores sobre el terreno. Este tipo de tecnologías pueden servir además para sistemas de control, recogida, riego o de regeneración del suelo. También es clave la implementación de sistemas fotovoltaicos, aerogeneradores, o la utilización de biomasa derivada de residuos agrícolas y ganaderos, medidas que aumentan la autosuficiencia energética y reducen la emisión de carbono.

La agroecología impulsa la sostenibilidad ambiental y dinamiza la economía y la cultura de las comunidades rurales. ¿Cómo lo consigue? 

Los beneficios sociales y económicos de la agroecología 

Pero el movimiento agroecológico no se reduce a una serie de técnicas agrícolas centradas exclusivamente en el cuidado del medio ambiente, sino que permite cosechar beneficios económicos, sociales y culturales.persona en un campo de cultivo

La agroecología logra una mejor fertilidad del suelo y una mayor regularidad en la producción, además de diversificar el riesgo al cultivar diferentes alimentos. Con ello se contribuye a la pujanza económica y a la creación de empleo en las comunidades rurales, y también se consigue la implicación de la sociedad civil y la dinamización de estos territorios.

Un ejemplo inspirador de agroecología como motor de transformación social es la Agroecology Action Research Network (AARN) en Australia. Esta red conecta a investigadores, agricultores y educadores para promover la transformación de los sistemas alimentarios y agrícolas del país mediante la cocreación de conocimiento y la implementación de prácticas agroecológicas adaptadas a las necesidades locales.

Entre las iniciativas concretas que desarrolla destacan las Agroecology Farmer Field Schools, espacios de aprendizaje dirigidos por agricultores en sus propias granjas, donde validan técnicas como el manejo integrado de plagas, la diversificación de cultivos o la reducción de insumos sintéticos. También exploran nuevas líneas de investigación, como el manejo orgánico de enfermedades, la agricultura sin labranza y el secuestro de carbono en suelos agrícolas.

El papel de las comunidades 

Muchas veces, cuando llenamos la cesta de la compra, nos preguntamos a qué se debe el alto precio de algunos productos. A su vez, los pequeños agricultores denuncian que, en algunas ocasiones, se ven forzados a vender por debajo del coste de producción. la agroecología busca mecanismos para mejorar la venta directa a consumidores y grupos de consumo, así como establecer principios de mayor equilibrio en la cadena de comercialización. Además, hace un llamamiento a las comunidades a consumir productos de proximidad, que habitualmente distribuyen el propio agricultor o pequeños comercios locales, y que también conlleva una reducción de la contaminación derivada del transporte. En España, el proyecto Raíces: Mujer, Agroecología y Proximidad, por ejemplo, busca establecer redes de productores que se agrupan para distribuir sus productos generando «canales en corto», organizar ecomercados con los productores y otorgar un sello de calidad para los participantes. Además, el programa tiene en cuenta de forma especial el papel de las mujeres rurales.

No debemos olvidar que la agroecología no es solo una forma sostenible de producir alimentos, sino un enfoque integral que pone en el centro la justicia social, la soberanía alimentaria, el aprendizaje colectivo y la participación directa de las personas que habitan en esas localidades. Desde el respeto por los ciclos naturales hasta la valorización del conocimiento campesino y local, la agroecología busca transformar el sistema alimentario en uno más inclusivo y resiliente.

Una apuesta que, al igual que las mencionadas más arriba, refleja cómo la agroecología no es solo un enfoque agrícola, sino que representa un compromiso integral con el planeta, las personas y las generaciones futuras.

 

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