Amaro Gómez-Pablos en el Día de la Tierra: “Recuperemos Terreno”

En el Día Internacional de la Tierra, el periodista Amaro Gómez-Pablos reflexiona sobre la importancia de volver a evaluar nuestra relación con el planeta porque terminará por redefinir cómo nos relacionamos entre nosotros.
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“Oye, ¿y qué tal tu relación de pareja?”, te preguntan. Lo meditas. Después de un par de segundos vas y disparas la respuesta: “Mmmm... si, bueno... es SOSTENIBLE”. ¿¡¿Sostenible?!? Ya imaginarás lo que sigue si tu amor se entera de lo dicho. Y es que para todos los efectos, esa descripción es bastante patética. Da a entender que la relación se mueve desde los parámetros más básicos, los mínimos, que el interés depositado no es mucho y que sólo se mantiene por una suerte de inercia. Cualquiera aspiraría a algo mejor. ¡Mira el contrasentido! Lo que nos parecería inaceptable como respuesta en una relación de pareja es lo que respondemos muy sueltos de cuerpo y con orgullo cuando se trata del planeta Tierra. ¿Cuál es nuestra relación con el medio ambiente? Sostenible, respondemos. Sí, sí. Tal cual. Aspiramos al mínimo estándar de relación con el ecosistema que nos da la vida. Menuda ironía.

Y bueno, las consecuencias saltan a la vista. Hemos resentido tanto la relación que hoy nuestro dilema ya no es la convivencia con nuestro planeta... ¡es la supervivencia en él! No soy un terapeuta de relaciones amorosas, solo un simple ciudadano, pero... En el Día Mundial de la Tierra debiéramos darnos cuenta de que, si esta relación falla, nosotros como colectivo, como especie, c ́est fini, caput, finished, FIN. Así de simple. No es una opinión, es un hecho. Porque estaríamos destruyendo los equilibrios en esa hermosa matriz que llamamos Tierra y que sostiene toda la fuente de vida de la que depende la nuestra.

Esta relación está hecha de interrelaciones más complejas. Cuando sintonizo en la tele esos programas de naturaleza, siento una mezcla de admiración y de melancolía. Es como desempolvar cartas de amor de algo que fue y ya no es... o de lo poco que va quedando. La tala de bosques y selvas, la sobrepesca, los deshielos por cambio climático, la desertificación y el explosivo crecimiento de las megapolis son sólo algunos ejemplos. Veo en el documental esas estepas africanas rebosantes de animales y sé que se trata de un reducto cada vez más pequeño. ¿Cómo retornar al equilibrio? ¿Qué hacer para recuperar esa relación perdida? De ahí mi preocupación y activismo, como padre, como periodista. Y es que me parece el mensaje más importante a recalcar en virtud de las generaciones que vienen. Ya le estoy en deuda a mis hijos.

Si la Tierra fuera un banco de recursos hay una manera equilibrada de extraer sin sobre explotar o agotar lo que nos brinda. Pero nuestro tren de vida actual requiere 1.75 planetas anuales. Y llevamos varios años así, acumulando deuda. Los suizos han sacado las cuentas, ¿quién mejor para hacer la contabilidad? Me lo decía Mathis Wackernagel, de Overshoot Day. “La Tierra no tiene cómo proveer en el 2050 a 10 mil millones de habitantes. No así”. Con los mismos o menos recursos y más personas, lo único que nos salvaría es la llamada economía circular... que nuestros sistemas productivos y de consumo imiten lo más posible a esa naturaleza que no genera residuo porque maximiza y lo utiliza todo.

“Cuando hay guerra, el producto interno bruto (PIB) sube. Cuando hay paz, no lo refleja. Cuando hay un derrame de petróleo en el mar, el PIB sube, cuando está limpio, no lo refleja. Y cuando nos asfixiamos con los humos de la industria en las grandes ciudades contaminadas, el PIB también sube. El aire limpio no tiene mejores retornos”, me decía William McDonough, arquitecto intelectual de la economía circular. “¿No será hora de cambiar los parámetros de la economía?” Y esa es la cruzada actual. Es lo que ha empezado a ocurrir en Chile con las energías renovables que nacen de movimientos ciudadanos. Hoy no hay retorno a las viejas prácticas. Estamos en un punto de inflexión a nivel mundial. Lo que se procura es una trazabilidad lo más limpia posible, individual y colectiva.

Quizá la gran revelación es que una mejor relación con nuestro planeta termina en nuestra mejor convivencia como seres humanos. Sostenible podrá ser la aspiración por ahora. Es modesta, cierto, pero un punto de partida cuando se trata de recuperar terreno... recuperar terreno, si, en el Día Internacional de la Tierra.