Robert G. Ingersoll y la naturaleza

El abogado y pensador estadounidense Robert Green Ingersoll resume con esta frase su pensamiento acerca de la relación entre el hombre y la naturaleza

Robert Green Ingersoll (1833-1899) fue un abogado, líder político y orador estadounidense que destacó por su alto nivel de formación cultural, su crítica a la religión y su defensa del agnosticismo. Apodado como El Gran Agnóstico fue una de las principales figuras durante la Edad de Oro del librepensamiento de Estados Unidos, a finales del siglo XIX, y su postura radical en muchos aspectos controvertidos le granjeó muchos enemigos y detractores en los sectores más conservadores de la sociedad norteamericana.

Aunque su oratoria se centró principalmente en los campos de la política y la religión, Robert G. Ingersoll también se prodigó en otro tipo de corrientes, como por ejemplo la filosófica, dejando frases como "La felicidad no es una recompensa, es una consecuencia. Sufrir no es un castigo, es un resultado"; o la naturista, como es el caso de esta cita célebre.

Robert G. Ingersoll y la naturaleza