¿Cómo alargar la vida útil de los productos?

Prolongar el uso de aquellos bienes que todavía funcionan es la mejor manera de luchar contra la economía lineal y promover el ahorro

La obsolescencia programada, programar el fin de la vida útil de un producto establecido por su fabricante, es una clara representación de la economía lineal. Un modelo basado en producir, usar y tirar en lugar de la reutilización y el reciclaje está agotando los limitados recursos del planeta, que además cuenta con una población creciente: desde 1950 hasta hoy casi se ha triplicado el número de habitantes de la Tierra y se calcula que en 2100 superaremos los once mil millones.

Este modelo insostenible está derivando en problemas medioambientales, económicos y sociales. Como posible solución se propone evolucionar de una economía lineal a un modelo de economía circular, en el que priman formas de consumo responsable y colaborativo que alarguen el ciclo de vida de los productos para evitar el usar y tirar.

¿Cómo alargar la vida útil de los productos?

¿Cómo prolongar la vida útil de las cosas?

La tendencia del modelo de consumo actual es desechar y sustituir inmediatamente el producto dañado, en muchas ocasiones sin valorar la posibilidad de alargar su vida. A continuación te damos un consejos para aumentar la vida y usos de los productos:

- Arreglar, reparar y recuperar: la primera norma para prolongar la vida útil de los productos es tratar de arreglar, uno mismo si es una operación sencilla y no peligrosa, o con la ayuda de profesionales. Por ejemplo, si se estropea nuestra pantalla del teléfono móvil, trata de arreglarlo en vez de adquirir uno nuevo.

- Compartir, intercambiar, trueque: un bien al que le damos un uso puntual y otra persona necesita el mismo producto o servicio, ¿es posible llegar a un acuerdo para compartirlo? Por ejemplo, si sabemos que voy a utilizar la bicicleta los fines de semana, podemos compartirla con alguien que la necesite para ir al trabajo a diario. También a la hora de viajar con el coche compartiéndolo con más personas. Es más responsable con el medio ambiente y también con nuestra economía.

- Alquilar y prestar: existen bienes de consumo que son susceptibles de alquilar o prestar mientras no los estamos utilizando, como una segunda vivienda o un medio de locomoción. Por ejemplo, un piso que no utilizamos más que uno o dos mes al año puede servir como vivienda temporal para personas que están interesadas en visitar la zona.

Reparar, mejor que reemplazar

- Compraventa de segunda mano: cuando no vayamos a utilizar más un producto pero esté en buen estado, podemos alargar su vida vendiéndolo a un nuevo usuario. Del mismo modo ocurre a la hora de adquirir un producto nuevo, debemos plantearnos si es estrictamente necesario que sea nuevo. Por ejemplo, cuando queramos amueblar nuestra casa podemos recurrir a comprar un mueble de segunda mano y así aumentar la vida útil de este producto y evitar la producción de uno nuevo.

- Reutilizar y, como última opción, reciclar: en los casos en los que no veamos la posibilidad de alargar la vida de un producto, buscaremos un uso y función diferente. Por ejemplo, una maleta rota que no cumple ya su cometido puede sin embargo ser reutilizada como cuna para nuestra mascota o un curioso vivero de flores y plantas.

Alargascencia: una iniciativa de Amigos de la Tierra

Precisamente para poner en contacto a miles de personas de todo el mundo interesadas en darle una segunda oportunidad a los bienes y productos nace la iniciativa Alargascencia. Se trata de una campaña puesta en marcha por la ONG Amigos de la Tierra, que cuenta con más de un millón de socios repartidos en setenta países y que lucha por fomentar “un cambio local y global hacia una sociedad respetuosa con el medio ambiente, justa y solidaria”.

La iniciativa Alargascencia, lanzada en noviembre de 2015, se trata de un macro directorio en el que encontrar establecimientos donde reparar, intercambiar, alquilar, prestar, comprar y vender todo tipo de objetos y productos para que puedan tener una vida más en manos de alguien que los necesite.

Se trata, por lo tanto, de una respuesta directa que planta cara a la obsolescencia programada y al modelo económico lineal pero que necesita del apoyo de todos para convertirse en realidad.

Y tú, ¿practicas la alargascencia? Cuéntanos algún ejemplo de cómo has prologando la vida útil de un producto.

 

Fuentes: La Vanguardia, Amigos de la Tierra y Alargascencia.