El precio del carbono

La fijación del precio del carbono es una de las claves en la lucha contra el cambio climático, conoce cómo funciona este método que pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
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En la lucha contra el cambio climático, uno de los mecanismos que en los últimos años ha demostrado ser más eficiente es la fijación del precio del carbono. Este concepto nace de la necesidad de tener en cuenta el daño ambiental, social y económico que se produce al emitir gases contaminantes, lo que los economistas llaman “asumir una externalidad negativa”.

Hoy sabemos dos cosas: la primera es que emitir gases de efecto invernadero es perjudicial para la salud, el entorno y por lo tanto, para la economía. La segunda es que emitir estos gases sigue sin tener un coste para los responsables en la mayoría de países.

Para poner solución a ambas cuestiones, se asigna un precio a las emisiones de gases de efecto invernadero que ayude a redirigir la inversión de gobiernos y empresas hacía modelos de producción y consumo menos contaminantes.

El primer intento de cuantificar monetariamente el coste de emitir gases contaminantes fue con la creación de mercados de emisiones, donde se fija un volumen máximo permitido de emisión. Los primeros mercados de emisiones fueron creados en Estados Unidos para regular las emisiones de óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre.

 

Origen del precio del carbono

Partiendo de esta experiencia, en el Protocolo de Kioto se acordó  crear  un mercado de emisiones de dióxido de carbono en el que países y empresas pudieran comprar y vender certificados de derechos de emisión en función de si emitían gases de efecto invernadero o ayudaban a reducir las emisiones a través de energías renovables.

Por ejemplo, el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea es el mayor mercado de carbono del mundo, ya que representa más de tres de cuartos del comercio internacional de carbono. Su actividad limita las emisiones de 11.000 centrales energéticas y grandes instalaciones industriales pertenecientes a unas 5.000 empresas.

Por otro lado, los gobiernos pueden asignar un impuesto a las emisiones. Esta tasa, a diferencia del mercado de emisiones, fija un precio a la emisión. Es el caso de la provincia canadiense de Columbia Británica, que en 2008 fijó una tasa al carbono y redujo el consumo de combustible siete veces más de lo que la administración esperaba y además impulsó la rebaja de otros impuestos sobre la renta personal y para empresas.

Descubre en este vídeo cómo ayuda la fijación del precio del carbono en la lucha contra el cambio climático

 

Autoimposición voluntaria del precio del carbono

También son muchas las empresas que cuando no están sujetas a un mercado regulado de emisiones se autoimponen de manera voluntaria un precio del carbono. ¿Cómo lo hacen? Existen dos maneras: la primera es evaluando el coste que podría suponer la imposición de un impuesto en su emisión para redirigir las inversiones futuras o lo que se llama el precio sombra.

La segunda se denomina precio de compensación, que resulta de comprar certificados de reducción de emisiones otorgados al realizar proyectos social y ambientalmente responsables en países emergentes. Estas herramientas deben marcar una señal de precio, de tal manera que sirva como motor para implementar medidas de mejora de la eficiencia en la compañía, como por ejemplo las tecnologías innovadoras o la compra de energía verde.

Por lo tanto, establecer un precio del carbono tiene numerosos beneficios:

  • Cuantifica monetariamente las emisiones, por lo que responsabiliza a los emisores.
  • Revela costes ocultos y redirige las inversiones hacia proyectos social y ambientalmente responsables.
  • Incentiva medidas de eficiencia energética.
  • Fomenta la innovación de tecnologías limpias.
  • Ayuda a los emisores a compensar económica, social y ambientalmente el impacto de sus emisiones.

En definitiva, reduce las emisiones contaminantes y limita el calentamiento global.

La asignación de un precio del carbono responsabiliza a los emisores y ayuda a reducir las emisiones. Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de una herramienta efectiva sólo si el precio asignado a la emisión es lo suficientemente alto como para movilizar las inversiones hacia negocios no contaminantes.

En este vídeo explicamos qué es el precio del carbono y cómo funciona: