Conclusiones de la COP25: postergar lo impostergable

Las conclusiones de la COP25 dejan espacio a la esperanza a pesar de que esté casi todo por hacer.
Wind energy on Global Wind Day

La COP25 celebrada en Madrid (España) pasará a la posteridad por dos récords: haberse organizado en apenas unas semanas tras la renuncia de Chile a acoger la cumbre del clima y por haber sido la más larga de la historia. Lamentablemente, ninguno ha servido para lo realmente importante de este encuentro: acelerar la actuación ante la emergencia climática.

En esta cumbre del clima de Madrid se ha podido ver la brecha existente entre lo que la sociedad, la ciencia y parte del sector privado demandan, y la realidad de las negociaciones lideradas por los gobiernos. O, dicho de otro modo, por un lado, la esperanza de aumentar la ambición para lograr la neutralidad en carbono (cero emisiones netas) y, por otro lado, el postergar decisiones relevantes, como establecer mercados de carbono que aceleren los esfuerzos de los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.    

Pero como en casi todas las negociaciones multilaterales no hay blancos y negros, y sí muchos grises en los que se puede seguir construyendo. De esta Conferencia de las Partes en la que de nuevo casi 200 países debían estar de acuerdo en cada párrafo de cada acuerdo, se pueden destacar aspectos positivos y negativos. Lo cierto es que con estas negociaciones de la COP25 se ha creado un caldo de cultivo sobre el que seguir trabajando para que, ya sí que sí, en la COP26 de Glasgow, se pacten las medidas globales realmente contundentes para que el mundo sea neutral en carbono en el año 2050, tal como recomienda la ciencia en su mejor escenario.

 

Lo peor de la COP25

La COP25 se ha celebrado envuelta por el mantra de la ambición. Así lo anunciaban mandatarios, estrellas de cine, la prensa. Sin embargo, los gobiernos se han mostrado timoratos en las reuniones más importantes:

Sin acuerdo sobre los mercados de carbono

El Artículo 6 del Acuerdo de París referido a los mercados de carbono se ha quedado sin consensuar. Los negociadores se han tenido que conformar con hacer un llamamiento a los países a realizar esfuerzos más firmes contra el cambio climático, pero el texto vinculante se dejará para la cumbre de Glasgow en 2020, la fecha límite real que las partes tenían para definir este artículo.

A pesar de la decepción de la COP25 de Madrid, muchas voces apuntan que, dado que el Artículo 6 es una parte crítica del Acuerdo de París que ayudará a derivar las inversiones a soluciones bajas en carbono, sus reglas deben asegurar sin concesiones la integridad ambiental y evitar el doble conteo. Acordar unos mínimos tampoco habría sido una opción.

Poco compromiso de aumentar la ambición en los planes nacionales

De los 195 que ratificaron el Acuerdo de París, en esta cumbre solo 80 países se han comprometido a presentar planes climáticos más exigentes en 2020, naciones principalmente pequeñas y en desarrollo que representan el 10,5 % de las emisiones mundiales… Los grandes emisores de gases de efecto invernadero como EE. UU, China, la India o Rusia, que, juntos, suman alrededor del 55 % de las emisiones mundiales de efecto invernadero, están ausentes en esta lista.

 

Lo mejor de la COP25

Pero las conclusiones de la COP25 dejan también espacio a la esperanza a pesar de que esté casi todo por hacer.

El sector financiero toma las riendas de la acción climática

La falta de ambición de las partes a la hora de firmar compromisos decisivos en la lucha contra el cambio climático ha contrastado con la determinación mostrada por las empresas, ciudades y regiones para liderar la acción climática. El número de empresas que se comprometieron en la Cumbre del Clima de Nueva York a alcanzar las cero emisiones netas se ha duplicado estos días en la COP25 de Madrid, pasando de 87 a 177 las compañías que firma ese propósito. Este aumento se produjo después de que un grupo de 477 inversores, con activos por valor de 34 billones de dólares, pidieran a los líderes mundiales que actualicen sus NDCs y aumenten su ambición.

Por su parte, la Unión Europea se ha desmarcado de los titubeos a la hora de tomar decisiones y su órgano de consejo ha acordado a través del recién adoptado European Green Deal que la UE será neutra en carbono para 2050.

 

La emergencia climática cala en la sociedad

La COP25 ha sido la Conferencia de las Partes más mediática hasta la fecha. Gracias a movimientos sociales como Fridays for Future o Extinction Rebellion, el mensaje de la emergencia climática ha calado en la sociedad y es la gente de la calle la que apela a un cambio de paradigma económico. En la COP25 hemos visto que las generaciones jóvenes no son ajenas al problema y que seguirán reivindicando medidas urgentes de mitigación y adaptación al cambio climático.

Ya nadie habla de 2 °C

El Acuerdo de París firmado en 2015 tenía un objetivo principal: evitar que el calentamiento global aumentara por encima de los 2 °C respecto de la era preindustrial y hacer esfuerzos para conseguir que ese aumento no fuera superior a 1,5 °C. Desde entonces, la ciencia ha hablado en el último Informe del IPCC alertando de las consecuencias demoledoras que tendría seguir fijando ese objetivo en 2 °C y demostrando con centenares de datos exhaustivos qué pasa si aumenta la temperatura del planeta medio grado.

A pesar de que todavía hay quien niega las evidencias y de que la brecha entre ciencia y diplomacia es grande, ya nadie en la COP25 ha hablado de 2 °C como una meta válida para afrontar la crisis climática.

 

Fuentes: WBCSD, We Mean Business, UNFCCC, El País, CarbonBrief

Foto por IISD / ENB | Kiara Worth